¿Quien Decide?

Uno de los grandes conflictos dentro de una organización sea religiosa o no, es quien quiere tener la autoridad de decidir,  tomar las decisiones de lo que se quiere, se desea o se necesita da un aura de poder y la mayoría de los seres humanos luchan por esto. Es increíble de lo que es capaz de hacer el hombre por tener el  PODER y la iglesia no  se escapa de este tipo de ambición,  hay líderes que harían cualquier cosa por tener todo el control en su organización. Pero mi preocupación es que después de estar en la posición de poder no saben qué hacer porque se ignora que el poder es algo que se obtiene por cualquier medio pero la autoridad  se obtiene por ejercer un buen liderazgo.

Es por eso que cuando delegamos poder obtenemos seguidores, pero delegando autoridad obtenemos líderes, lamentablemente no queremos otorgar  autoridad en nuestros equipos y mientras más omnipresente nos sintamos más alimentamos nuestro ego y tendremos menos capacidad de multiplicar líderes efectivos que puedan ser idóneos para el relevo.

Mantener el control absoluto puede generar una organización  desgastada, cansada y frustrada tal vez sin recursos; la realidad es que es un peligro no  tener esa reserva de líderes emergentes que esperan de hombres y mujeres   capaces de ceder espacios para que ellos puedan crecer, sin embargo,  aun lamentablemente  queremos seguir otorgando un poco de poder y teniendo  serias dificultades a la hora de  delegar autoridad.

 Aun los pueblos se cansan de que los manden y están decidiendo quienes ellos quieren que los gobiernen. En el caso de Guatemala, argentina, Bolivia,  y otros países  son ejemplos recientes de esta realidad,  esa manera de pensar de la generación en la que vivimos ha permeado a todas las organizaciones incluyendo a las iglesias.  Queridos líderes,   ha llegado el tiempo en donde las personas  están dispuesta a mostrar su descontento ante un  sistema de imposición  por tanto este cambio en la conducta debe de alertarnos  y animarnos  a replantear la manera en cómo hacemos liderazgo,  porque si no lo hacemos nos quedaremos sin  gente a quien dirigir.

La razón de ser líderes es porque otros nos han dado la oportunidad de creer que nosotros tenemos la capacidad de guiarlos en sus vidas de modo que deberíamos vivir agradecidos de Dios por permitirnos conducir un pueblo por el desierto de esta vida. Nuestra gente  nos evaluarán  y si no calificamos buscarán  a otros, por lo que capacitar nos,  ser humildes, renunciar al complejo de caciques serán elementos vitales para seguir al frente de una iglesia saludable. Demos gracias a Dios por habernos elegido y agradezcamos  a los feligreses por permitirnos dirigirlos demostrándolo con nuestras palabras y nuestros hechos, Porque al fin mis queridos líderes la iglesia decide.



By: pastor Junior Martinez

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